Mercedes fue quien propuso el término, preguntándose si es cierto que "no existen alternativas" a las actuales políticas restrictivas en economía, o si, en cambio, nos están manipulando. Por tanto, el sentido en el que usaremos el término será éste:
manipular.Precisamente una de las virtudes de nuestros ejercicios de filosofía es que nos ayudan, como ya he señalado en muchas ocasiones, a ver claro el engaño (y el autoengaño), a desvelarlo.
Para ello practicamos identificando argumentos inválidos, falacias, entre las que se encuentra el olvido de alternativas, que si es intencionado y defiende intereses privados, anteponiéndolos a los comunes, cae de lleno en la definición citada (cabría comprobar si es actualmente el caso, y si, de hecho, hay alternativas, como se explica, por ejemplo, aquí y aquí).
No sería la única forma de manipular que se usa en nuestro tiempo, pinchando aquí (o en la imagen de arriba) accederéis a un muy buen artículo en relación a todo esto.
Lo cierto es que para que un gobierno se legitime por ser democrático debe darse que el pueblo esté informado y sea crítico, como hemos visto en las sesiones que hemos dedicado a la democracia: "Conocimiento es poder", dijo Francis Bacon, en política también es así, y si el pueblo debe poseer el poder para que un sistema sea democrático, entonces el pueblo debe poseer el conocimiento, tanto como sea posible. Para eso debe tener acceso a medios de información veraces y plurales. Lamentablemente, eso, que en teoría garantiza nuestra constitución como derecho fundamental, es cuestionable que se dé en la práctica (si atendemos a casos tan llamativos como, por ejemplo, éste).
De todas formas, ya sabéis que, siguiendo la senda de las últimas sesiones, nos centraremos menos en los contenidos concretos (apasionantes en este caso) que sobre la solidez, consistencia y claridad de nuestros razonamientos, precisamente para practicar esas capacidades filosóficas que mencionaba, y es que son ellas las que nos pueden ayudar a distinguir el engaño, y la manipulación.
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