EL CAFÉ COMO UN JUEGO.
Comencé la sesión explicando por qué planteo los cafés filosóficos como un juego: Porque, como en un juego, pretendemos pasar un buen rato ejercitando determinadas capacidades y siguiendo unas reglas.
Los cafés filosóficos son un tipo de juegos en los que siempre ganamos todos (son juegos de suma positiva, algo de lo que hablamos más adelante) y las reglas pueden variar para adaptar el juego a la situación.
ELECCIÓN DEL CONCEPTO A TRATAR.
En esta ocasión, por ejemplo, trasladamos la fase de elección del tema a tratar desde el final (momento en el que normalmente en el Penicilino decidimos el concepto para la siguiente sesión), al principio. Y así, directamente di la palabra al grupo para que propusiesen los temas que les interesase investigar. De entre ellos (igualdad, egoísmo, serenidad, etc.) el elegido fue el de la violencia.
PRIMERA RONDA: EJEMPLOS PERSONALES.
Para dejar claro que lo que la Filosofía estudia no es otra cosa que nuestra realidad y el sentido que tiene lo que hacemos, siempre propongo comenzar con una ronda de hechos concretos de la experiencia.
Pedí que se buscasen ejemplos claros y que se expusiese en una frase la razón por la que se consideraba que lo eran. Obtuvimos este material:
- La violencia policial para reprimir las recientes concentraciones del movimiento 15M, por mostrar un uso activo de la fuerza.
- La violencia autoinflingida al obligarse a seguir trabajando más allá del agotamiento tras una larga jornada, por ir contra las necesidades (propias en este caso).
- Y los empujones y abusos al más débil en un grupo de niños, por hacerle sentir inferior.
Una vez patente que arrancamos de hechos vividos, y para garantizar que no nos quedaremos en ese nivel superficial, trabajamos hacia la esencia, la raíz del concepto, mediante la búsqueda de una definición, que además nos servirá para, volviendo al nivel de las cuestiones concretas de la vida, aclararlas contemplándolas desde la raíz, lo que averigüemos en esta fase debería ayudarnos para desarrollar las cuestiones del resto de la tarde y también las que se nos presenten en adelante en relación al concepto.
Usando los ejemplos anteriores y las premisas de las que partían, llegamos a esta definición, creada por este grupo concreto para el trabajo de la tarde:
violencia.En el resto de la tarde usamos frecuentemente esta herramienta conceptual, que demostró su utilidad para desarrollar las cuestiones que iban surgiendo. Además fuimos explicitando matices para ver más claro el concepto a través de ella. Por ejemplo:
Uso activo de la fuerza contra las necesidades de una persona haciéndola sentir inferior.
En el primer turno se aclararon las diferencias entre agresividad (un impulso controlable, como en el ejemplo del deportista) y agresión (violenta) y entre violencia premeditada o espontánea, dicotomías útiles para avanzar en la conversación.
PRIMERA CUESTIÓN.
Laura, que había propuesto el tema de la violencia, planteó la cuestión principal que le interesaba investigar al respecto:
¿Por qué en la época actual aún seguimos haciendo uso de la violencia?Desde la definición, a lo largo de la tarde fueron surgiendo varias propuestas, por ejemplo:
- Porque en determinadas situaciones de hecho es legítimo usar activamente la fuerza.
Hablamos del "monopolio de la violencia" que define al Estado según Weber, de si siempre es legítima esa violencia legal, y de si la resistencia a su abuso debe ser siempre pasiva, como proponían Thoureau (o Ghandi) o si se podría ir más allá (podéis pinchar en la imagen de arriba y ver un vídeo con un final relacionado con este punto)
- Porque percibimos conflictos de necesidades, en las que unas sólo se pueden cubrir a costa de otras.
- Porque aún consideramos a otros seres humanos como inferiores, no como iguales.
OTRAS CUESTIONES.
Además de ésas, surgieron y se desarrollaron otras cuestiones como:
- La percepción de violencia es distinta desde el punto de vista de las presuntas figuras de la víctima, el agresor o de un espectador. ¿Quién de los tres juzga si un acto es violento?
- Cumpliendo con las condiciones suficientes de hacerse sentir inferior a determinadas personas, de ir contra sus necesidades y de valerse para ello del uso activo de la fuerza ¿es violento el sistema monetario del capitalismo?
- Si el poder como la capacidad de un individuo para obligarnos a actuar aun en contra de nuestros intereses (Dahrendorf) ¿implica el poder desequilibrio y violencia?
- Respecto a la diferenciación del otro como inferior ¿qué relación hay entonces entre identidad y violencia?
- A lo largo de la tarde fuimos trabajando con la idea de que la razón es una alternativa a la violencia, que progresivamente vamos dando más peso a la primera, pero que cuando se niega esa vía racional de negociación se deja sólo el recurso de la segunda, de la violencia (como señaló Hessel en el famoso folleto "Indignáos", que tanta repercusión está teniendo). Para evitar esa opción violenta hay que permitir el diálogo dirigido al consenso pero, ¿hasta qué punto podemos avanzar históricamente hacia la desaparición de la violencia?, ¿es innata en nuestra especie?, y aun si lo es ¿podemos anularla racional y socialmente?.
- Y en el último turno el dilema de si renunciando a responder con violencia a la violencia ¿no se cometería violencia contra uno mismo?
Para finalizar, MªÁngeles Quesada, la anfitriona, sorteó unos ejemplares de la revista Filosofía Hoy, que incluye desde el último número una sección de dos páginas a cargo de EQUÁNIMA, dedicadas a aplicar la filosofía a cuestiones concretas de la vida.
Mucha suerte con el proyecto y gracias por la invitación.
Me hubiese gustado estar ahí, el tema me parece muy interesante y sobre todo inquietante. Por lo leído en el resumen, echo de menos, complicado por la distancia de mi ausencia como fuente de mi ignorancia acerca del desarrollo del encuentro, que no se haya, (creo), tratado el tema de la violencia desde la perspectiva de la 'represión' individual y a partir de ella la colectiva. Un saludo.
ResponderEliminarHabrías disfrutado mucho, Osvaldo.
ResponderEliminarEl tema que mencionas fue un verdadero eje de la conversación, ya desde el primer ejemplo. Tienes razón, una cuestión muy inquietante.