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lunes, 21 de marzo de 2011

Pensódromo 20/2/2011: AMOR

Aunque tampoco de este pensódromo tengo el audio correspondiente, por lo menos dejo aquí el artículo que amplía y completa los temas que traté respecto al amor, el domingo siguiente a San Valentín, para la audiencia de Cope Cataluña.
Si consigo el audio lo colgaré más adelante.

EL AMOR

Tras el día de San Valentin, reflexionamos sobre el amor, sobre las diferencias que existe con la mera atracción sexual, ¿por qué al final siempre deseamos enamorarnos? ¿por qué intentamos, sin embargo, darle menos importancia de la que tiene? En definitiva, ¿por qué lo llaman sexo cuando quieren decir amor?

Para reflexionar sobre el amor propongo que consultemos el sentido que le damos en general y que recoge el diccionario, y lo que dice Platón en el libro que dedica a ese tema, “El banquete”. Ya dije en otras ocasiones que los libros de este autor son diálogos muy entretenidos. Éste, que es uno de los más comentados, narra una noche de celebración de Sócrates y sus amigos, que empieza con la propuesta de elogiar por turnos a Eros y moderarse con la bebida, y termina, al amanecer, con más éxito con la primera cuestión que con la segunda...

Entre los invitados, el famoso Aristófanes, que escribía comedias de gran éxito, mofándose en algunas del propio Sócrates. En su turno cuenta una divertida fábula sobre el origen del amor. Según él (como explican este y este otro vídeo) los hombres éramos bolas con ocho extremidades y dos cabezas hasta que Zeus nos cortó en dos para que no fuéramos demasiado fuertes. Desde entonces deseamos unirnos a nuestra antigua otra mitad (la famosa media naranja). El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) refleja que entendemos el amor de diversas maneras. Parece que aun hoy una de ellas es esa búsqueda para completarnos, según la 1ª acepción:

amor.
1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.

En el último café en el Penicilino (sobre la individualidad) Silvia y Amor no estaban de acuerdo con el tipo de amor que describe esa definición de arriba. Nos recordaron que “cada uno somos un todo”, y que “debemos ser conscientes de que cada uno de nosotros somos completos” (contra el "sin ti no soy nada" de Amaral)

Esa necesidad de unión, deriva o en dependencia o en deseo de posesión de eso que se considera que falta y que está en el otro (con el peligro de frustración si no se consigue o si se pierde). Pero deseo de posesión no es lo mismo, incluso puede ser lo opuesto, que el amor. El amor verdadero debería tener más que ver con la entrega que con la posesión:

3. m. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.

Ese sentido de la palabra amor vale para la pareja, pero también para otros tipos de amor, como el de las madres por sus hijos.

Volviendo al banquete, cuando le toca el turno a Sócrates, cuenta lo que aprendió de una extranjera, respecto a que, gracias al amor, en concreto al amor a una pareja, podemos pasar de contemplar la belleza en ella a conocerla y descubrirla en el mundo (los enamorados a veces pasean maravillándose de lo bonito que es el mundo, ¿verdad?), hasta alcanzar la contemplación de La Belleza, pura, que es igual al Bien Supremo.
(En algo lejanamente análogo se basan algunas técnicas del Tantra, una religión de la India, según las que mediante la unión sexual y mental con la pareja, puedes llegar a romper la ilusoria barrera de tu individualidad y fundirte con el universo)
Después aparece el general Alcibíades, uno de los más bellos jóvenes de Atenas, que declara su amor por su maestro Sócrates y cómo, a pesar de todos sus intentos, no le ha podido seducir sexualmente.

Llamamos “amor platónico” a ese tipo de amor, (~ platónico. 1. m. amor idealizado y sin relación sexual) pero lo cierto es que muchas veces confundimos amor y sexo, hasta el punto de que así lo recoge el diccionario:
4. m. Tendencia a la unión sexual.
El deseo de unión deriva en deseo de unión física, sexual, pero saciar el apetito sexual no sacia ese deseo de unión, de amistad en grado sumo (es más, en la fábula de Aristófanes, éste dice que el sexo servía para saciarnos, separarnos, y así poder vivir sin estar unidos siempre).

EN RESUMEN:

Puede, entonces, haber amor sin sexo y viceversa, ser conscientes de ello es la cuestión, saber qué estamos viviendo en esa mezcla y en qué grado de cada cosa.
Además de eso, para que nuestra visión del amor nos ayude a ser felices, también podemos recordar que amar es dar, más que recibir, y que sólo sabiéndonos completos es cuando podemos dar sin exigencias, que no corresponden al amor, sino al apego egoísta.
O podemos, si es nuestra elección, permanecer solteros y libres porque, en realidad, aquel mito de Aristófanes sólo es la invención de un comediante: nacemos completos, nunca tuvimos cuatro piernas, cuatro brazos y dos cabezas. No existe una y sólo una mitad a encontrar, ya está en nosotros mismos.

Para terminar, más que la cita de algún filósofo de los muchos que han tratado este tema, y tras recorrer algunas de las acepciones del diccionario, me quedo con la 2, ese es el sentido de la palabra amor que me parece más beneficioso contemplar (aunque todavía conserva el “nos completa”, que ya hemos visto que convendría ignorar):

2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.

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