"La muerte de Sócrates", de David |
CAFÉ FILOSÓFICO SOBRE LA MUERTE.
5/12/2010
1ª FASE. EJEMPLOS:
Como siempre, pedí ejemplos concretos hechos puntuales y las sensaciones relacionadas para luego abstraer a partir de ellos. Éstos son algunos de ellos:
- Recordé el expuesto en el anterior post, el momento en que terminé de ver la película “The Fountain” y la cita del protagonista “la muerte es una enfermedad”, paráfrasis de la de San Agustín “...que comienza al nacer”. Hablé de cómo la protagonista logra perder su miedo gracias a su metáfora literaria y la negación en la que se encierra su pareja.
- RAFA: Narró cómo quedó bloqueado en un encierro en Tudela de Duero, entre el grupo de gente al que por error cerraron la puerta de la plaza de toros cuando aún quedaba uno fuera. El toro embestía y llegó a matar a una persona. Él sintió que también iba a morir sin remedio, pero le sorprendió su serenidad y aceptación.
- ENRIQUE: Acompañó de muy pequeño a un sacerdote a una visita a una enferma. Cuando llegaron ya estaba en un ataúd y esa visión le traumatizó al punto de no poder volver asistir a un velatorio.
- ALICIA: En una inocente visita a la Laguna Negra una amiga suya casi muere al pensar que la podía atravesar sobre el hielo que la cubría. El hielo se quebró y sólo la suerte de que un guardabosques estuviera cerca y supiera rescatarla la salvó de la muerte. La fragilidad de la vida y la necesidad de vivirla plenamente en cada momento fueron las sensaciones y reflexiones que la invadieron
- JOSE: "¡Qué valiente eres!", se admiraba su hermana cuando entre los dos preparaban el cadáver de su padre antes de que llegase el personal del tanatorio. Pensó que eso sería gracias a la visión materialista que tiene de la muerte, en contraste con la visión religiosa, que comprobó que a su madre le hacía sufrir cada vez que se la recordaban sus familiares más creyentes.
- INMA: Narró su profunda experiencia en un "Taller de Integración Vivencial de la Propia Muerte". Eso la llevó a pensar que "la muerte no es lo opuesto a la vida, sino que forma parte de ella", y que con el sobrecogimiento al que la muerte lleva (como en la cita de la película y el título de la pieza que recomendé en el post anterior) podemos ver la verdad de la vida.
- QUIQUE: Con la muerte de un familiar comprobó que su visión de la muerte era la de inevitabilidad, y la aceptación.
- NACHO: Habló de la sensación de injusticia durante la agonía de su madre. Consideró que el punto final de la vida puede ser anterior a la muerte cerebral. De cierta forma aún piensa en la muerte como una catarsis y un descanso.
- JUAN CARLOS: Habló de cómo pareció que su abuelo se dejó morir tras la muerte de su esposa, a la que sobrevivió menos de un año.
- CHUS: Narró experiencias suyas cercanas a la muerte, incluso con paro cardíaco, y cómo en esos momentos se aferró sin condiciones a la vida.
2ª FASE. DEFINICIÓN
Para trabajar con un concepto preciso primero debemos definir qué vamos a entender por muerte y no confundirlo ni mezclarlo con lo demás.
DRAE: Muerte. 1. f. Cesación o término de la vida.
La confusión puede darse con la agonía, con el dolor que puede darse antes.
También debemos ser conscientes en cada intervención si hablamos de encarar la muerte propia o la ajena, como muy oportunamente apuntó JUAN CARLOS.
3ª FASE. CUESTIONES Y COLOQUIO.
También fue JUAN CARLOS quien planteó la cuestión por la que comenzamos el coloquio, de ¿encaramos la muerte con aceptación cuando no la consideramos cercana pero ya no cuando "nos mira a los ojos"?.
La cuestión surgió, muy apropiadamente, de la primera ronda de ejemplos, ya que mostraban en más casos una posición de aceptación que de rechazo.
En los momentos más cercanos teníamos el ejemplo de RAFA que aún entonces aceptaba el hecho, y el de CHUS, que, por el contrario, abandonó la aceptación que sentía en otros momentos.
JOSE señaló la diferencia entre una actitud racional y otra, al llegar el momento, irracional, espontánea. Al respecto mencioné la tesis de Montaigne, que mantenía que en el momento de la muerte la reacción espontánea sería la adecuada (ponía el ejemplo del gladiador que lucha cobardemente pero que en el momento tras el pulgar hacia abajo se entregaba sin miedo) y que vivir afligidos por cómo reaccionaríamos en ese momento era como ponerse un abrigo en agosto pensando en que algún día llegarán las nevadas.
ENRIQUE respecto a la distinción que matizamos en la fase de definición, de distinguir entre cómo encaramos la muerte propia o la de los seres queridos, habló de que él no tiene miedo a la primera pero sí a la segunda. Y mencionó la recién estrenada "Biutiful", en la que la preocupación del protagonista no es por su propia muerte, sino por las consecuencias en su familia.
ABRAHAM señaló que el miedo a la muerte es culpa de nuestra educación, por cuánto ocultamos y rechazamos la muerte en nuestra sociedad actual, a diferencia de otras como la hindú (nos contó que cada vez que sueltas el aire es una pequeña muerte, en esa cultura), en la que los niños presencian las cremaciones, y señaló el paralelismo con lo planteado en "Un mundo feliz" de Huxley, donde eran los niños los que apretaban el botón del crematorio.
Mencionó al hilo de lo dicho también en la definición, que es la agonía lo que más asusta. Al respecto hablé de cómo Epicuro trataba de calmar el sufrimiento que provocan los cuatro temores del hombre, y de cómo el remedio para el de la muerte (cuando la muerte es yo no soy y viceversa) es distinto del miedo al dolor, un miedo distinto.
JUAN CARLOS, sobre lo mencionado en el ejemplo por JOSE dijo que el origen de la religión es el miedo a la muerte. Surgieron más ejemplos que confirmaron que muchas veces no sirve de consuelo la creencia en el más allá. Añadí la visión que tenía Nietzsche de que las religiones no alivian el sufrimiento por la consciencia de la muerte, sino que sólo quitan valor a nuestra vida actual para dárselo al "mundo verdadero" de ultratumba, devaluando la vida.
Mencioné cómo Sócrates aceptó sin dudar su condena a muerte porque tanto considerando que existe un más allá como si no, "la muerte es un bien". Se puede leer en el final de la "Apología de Sócrates", de Platón, cómo mantiene que la disyuntiva es entre un buen descanso o la oportunidad de conocer e interrogar a los más grandes sabios de la historia (el cuadro de más arriba ilustra el momento en que se disponía a beber la cicuta)
Hablé de cómo ser conscientes, conocer, es lo que elimina el miedo. Y que los ejercicios de filosofía sirven para aumentar la consciencia, eliminando el sufrimiento del miedo.
ABRAHAM señaló que los mitos griegos hacían al sueño (hipnos) hermano de tánatos (la muerte) y que de hecho estamos a sólo unos ciclos de morir mientras dormimos(RAFA añadió luego que su abuela se despedía por la noche hasta el día siguiente, si es que llegaba...)
Contrastó la actitud del dicho samurái "hoy es un buen día para morir", con el adagio latino "memento mori", recuerda la muerte, sé consciente de ella.
VICENTE, en ese sentido, recordó la anécdota de la ejecución de Carlos II de Inglaterra, para la que pidió dos camisas, no fuera a temblar de frío y pareciese que era de miedo. Planteó lo diferente que se encara la muerte si es por una causa, si es digna, y si es prematura, en jóvenes o niños.
LUIS ÁNGEL mencionó al respecto el matiz cultural, ya que hay culturas en las que se lamenta la muerte de los ancianos sabios y no tanto la de los niños.
El final de la sesión continuó tirando de los hilos planteados apoyándonos en cuentos "para agnósticos" como el de ABRAHAM (dos fetos llamado ego y espíritu conversando sobre si había vida más allá y un ser llamado madre que les da la vida y les amará) y apuestas como la de Pascal recordada por INMA (si crees y no hay nada no pierdes nada pero si no crees y sí hay juicio vas al infierno) contestado por JOSE con un inquietante "y en qué tienes que creer, en qué religión". RAFA citó entonces a Unamuno "para cada pueblo la religión más verdadera es la suya", y ABRAHAM al mito de Er, que Platón escribió en "República", sobre la transmigración de las almas hasta que alcancemos la sabiduría como para no volver a encarnarnos, y de cómo bebiendo del Leteo olvidamos las vidas pasadas.
QUIQUE definió la muerte como simplemente la de las células que nos componen, no muy diferente de la de un perro, por ejemplo. Recordé que ahí coincidía con Heráclito y cómo consiguió que su cadáver acabase en un estercolero.
Respecto a la cuestión de si no dejamos nada vivo en la Tierra tras la muerte, INMA propuso los genes, si has tenido hijos. Si no, recordé la novela de ciencia ficción "La voz de los muertos" donde O. S. Card habla de una orden católica llamada "Hijos de la Mente de Jesucristo", monjes casados pero célibes, porque su descendencia debían ser sólo las mentes de sus alumnos, como las suyas los eran de la de Jesucristo. Planteé el paralelismo entre eso y la propuesta que hizo ALICIA en la sesión sobre el sentido de la vida, de que éste era el dejar un buen legado en los demás y en el mundo.
FASE FINAL: RESUMEN.
ENRIQUE: "La muerte forma parte de la vida".
RAFA: "Todos somos inmortales... de momento".
SELECCIÓN DEL PRÓXIMO TEMA A TRATAR.
En esta fase, curiosamente, disfrutamos de un rato extra de filosofía en grupo, por los curiosos candidatos que planteamos (incluso el "mineralismo" de Arrabal, llegó a surgir) o repetir el sentido de la vida, pero esta vez no de la vida humana sino como fenómeno físico en general. ALICIA propuso hablar del porqué de la necesidad de un coach (o libros de autoayuda, etc) y lo relacionamos con la carencia de educación para poner en práctica conscientemente la filosofía en nuestro foro interno, para definirnos y conocernos mejor y aplicar mejor nuestra propia filosofía a la vida para vivirla con plenitud. De entre todos esos candidatos el grupo seleccionó por aclamación tratar el tema de la manipulación mediática de la opinión pública, propuesto por JUAN CARLOS en base al caso de Wikileaks.
También nos motivó a seleccionarlo la casi nula pluralidad en los medios respecto a la crisis del control aéreo, que impide que los ciudadanos ejerzamos una crítica bien informada.
EN MI OPINIÓN PERSONAL: La desmedida (y a todas luces ilegal) declaración del estado de alarma, con la suspensión de derechos civiles que conlleva y la aceptación, sin ninguna opinión disidente en los medios, de la militarización de un sector para anular la protesta (justificada o no) de unos trabajadores me parecen excesos que no deberían haberse tolerado tan fácil y unánimemente en una sociedad democrática.
Más que necesario dedicar un café filosófico a la cuestión, no para intentar resolver esos dos problemas puntuales (Wikileaks y estado de alarma), sino para, sobre esa base, comenzar una reflexión sobre si la opinión pública está suficientemente informada como para ejercer sus responsabilidades ciudadanas o, por el contrario, manipulada sin ningún sentido crítico. La diferencia estará entre lo que Aristóteles denominaba una politeia democrática, en contra de su degeneración, una oclocracia demagógica. Foucault está de actualidad, su tesis de la unión entre saber y poder, y su concepto de "regímenes de verdad" pueden ser herramientas útiles que repasar.
EPÍLOGO.
Después de dos horas de coloquio intenso, de seleccionar tema y del aplauso mutuo habitual, curiosamente nadie se levantó de la mesa. Así que continuamos un rato más, de modo más informal, recuperando cabos sueltos sobre la muerte, avanzando sobre la opinión pública o comentando recomendaciones como la de JOSE, el libro "El árbol del conocimiento", "el libro de filosofía que siempre había querido encontrar".
Nos vemos ya el año que viene, concretamente el día 2, a las 5, como siempre.
Hola Óliver.
ResponderEliminarQuiero exponer un punto de vista que no he visto expuesto en el resumen. Para expresarlo, citaré una reflexión que leí en "El mundo de Sofía". Hacía referencia al deseo que persigue al hombre y lo define en un ser, el saber.
Si en una habitación se sitúa de espaldas a la puerta a un perro o un gato, y se lanza una pelota al fondo, tanto el perro como el gato se centrarán en la pelota. Si se substituye al perro o al gato por un hombre, este buscará con la mirada quien ha lanzado la pelota. Y yo añado: Si este hombre no recibe respuesta a su pregunta y se da cuenta que no hay nada, la angustia se apoderará de él.
El miedo a la muerte es el miedo al desconocimiento, a la ausencia de materia, a la nada. Las religiones dan un algo, y los creyentes sienten el miedo en función de su fe.
Bienvenido, Sergio.
ResponderEliminarEn el resumen ya he escrito que: "Hablé de cómo ser conscientes, conocer, es lo que elimina el miedo. Y que los ejercicios de filosofía sirven para aumentar la consciencia, eliminando el sufrimiento del miedo".
Ahí dejo constancia de que sí surgió una reflexión parecida a la tuya, sobre que el miedo es a lo que no se conoce y cómo desaparece al conocerlo.
El conocimiento, o la consciencia, anula el miedo.
Las religiones se basan en el misterio, que es lo contrario.
Tal vez sea por eso que, sorprendentemente, encontramos que los ejemplos al respecto surgían siempre poniendo a la religión como agravante del dolor de la muerte, no como alivio o consuelo.
La visión de la muerte como simple inexistencia tranquiliza, no puede dar miedo al no haber nada que conocer (o desconocer), ésa parecía ser la sensación puesta en común.
Pero eran las experiencias personales de este grupo concreto. Con otro habrían surgido otras y quizá hubiera sido otro el desarrollo del tema (o no...)
El caso es que frente a la pregunta de JUAN CARLOS de si ¿no era el miedo a la muerte el origen de las religiones? hubo testimonios como el de una de las asistentes que afirmó haber perdido la fe en Dios justo por la muerte de un familiar, aun intentando justificar el hecho para seguir creyendo. O la que ya escribí del ejemplo de JOSE: "¡Qué valiente eres!", se admiraba su hermana cuando entre los dos preparaban el cadáver de su padre antes de que llegase el personal del tanatorio. Pensó que eso sería gracias a la visión materialista que tiene de la muerte, en contraste con la visión religiosa, que comprobó que a su madre le hacía sufrir cada vez que se la recordaban sus familiares más creyentes"
Es una reflexión que nunca me habría esperado, pero esto es lo que más disfruto de la filosofía hecha espontáneamente en el café-bar, sorprende desde qué temas son los que más interesan dentro de cada concepto hasta las propuestas que se hacen y la convergencia que se va alcanzando a lo largo de la sesión.