La segunda sesión del café filosófico lidió con el metafísico tema de la trascendencia, y se puede decir que el grupo salió por la puerta grande.
La asistencia se duplicó respecto a la primera sesión del café filosófico, gracias al boca a boca y, sobre todo, al artículo de El Norte de Castilla. Llegamos a ser 26 las personas que seguíamos el intercambio de ideas y experiencias entorno a lo trascendente.
En esta ocasión ningún participante tenía una formación académica en filosofía, pero el nivel y rigor de las intervenciones fue muy bueno. Incluso, sorprendentemente, surgieron con fluidez citas de los grandes sabios de la historia, que se contrastaron con naturalidad con las opiniones y argumentos de los asistentes.
La diversidad en el grupo fue otra de las gratas sorpresas que nos deparó la tarde. Diversidad de edades, de formación, de ocupaciones y, lo más interesante, de opiniones respecto al tema de lo trascendente. Dada su amplitud, el debate se centró en delimitar los diferentes campos que cubre el concepto, y de considerar si sería posible abarcar el conjunto con una definición satisfactoria.
La asistencia se duplicó respecto a la primera sesión del café filosófico, gracias al boca a boca y, sobre todo, al artículo de El Norte de Castilla. Llegamos a ser 26 las personas que seguíamos el intercambio de ideas y experiencias entorno a lo trascendente.
En esta ocasión ningún participante tenía una formación académica en filosofía, pero el nivel y rigor de las intervenciones fue muy bueno. Incluso, sorprendentemente, surgieron con fluidez citas de los grandes sabios de la historia, que se contrastaron con naturalidad con las opiniones y argumentos de los asistentes.
La diversidad en el grupo fue otra de las gratas sorpresas que nos deparó la tarde. Diversidad de edades, de formación, de ocupaciones y, lo más interesante, de opiniones respecto al tema de lo trascendente. Dada su amplitud, el debate se centró en delimitar los diferentes campos que cubre el concepto, y de considerar si sería posible abarcar el conjunto con una definición satisfactoria.
Así, el intento de definir el concepto tuvo lugar al final de la sesión, no al principio, sirviéndonos como recapitulación y resumen de todo lo dicho.
Y he remarcado "intento" porque, tras varias formulaciones y correcciones, dejamos abierto este punto, comprobando que el objetivo principal no era alcanzar esa fórmula consensuada, sino conversar fluida y rigurosamente sobre la trascendencia.
Tras dos horas disfrutando de la filosofía puesta en práctica, y considerando que ese objetivo sí había sido alcanzado con creces, y de manera más que fructífera, el grupo se felicitó, dio por cerrada la sesión, y se centró en elegir tema para la siguiente:
De entre media docena de interesantísimos conceptos, el grupo eligió el de la felicidad, propuesto por Marta, con el argumento de que representa una especie de fin para la vida.
Si este pequeño resumen se os ha quedado corto, podéis leer un detallado recorrido por las notas que tomé de los momentos más jugosos de la tarde en el siguiente documento:
Transcribo las notas que tomé sobre la marcha, por lo que el diálogo puede tener lapsos o resultar inconexo en algunos momentos. Mi intención no es reproducirlo íntegramente, sino recordar las aportaciones más interesantes o sorprendentes. Mis comentarios aparecerán [entre corchetes]. La tarde empezó con un silencio que le daba la razón a Wittgenstein, parecíamos estar de acuerdo con él respecto a la trascendencia: “de lo que no se puede hablar, mejor es callar”... Así que las primeras intervenciones fueron de filósofos ausentes. Recordé a Platón y a Nietzsche (con su afirmación y negación, respectivamente, del mundo de lo trascendente) y a Kant (con su demostración crítica de la imposibilidad de conocer lo trascendente mediante la razón pura y su decantamiento por la fe para satisfacer la inclinación del hombre a unificar todo en lo trascendente). Tras eso, comenzaron las intervenciones de los filósofos presentes: ISMAEL: Rompió el hielo exponiendo una experiencia con la ouija que podría ser (o no) un ejemplo de contacto con un mundo trascendente o sobrenatural. ENRIQUE: Propuso que la creencia en lo trascendente puede distraernos de la importancia de nuestra propia vida [algo que también mantuvo Nietzsche en su tiempo] EMILIO: Empezó preguntando a Ismael si la trascendencia actuaba sobre el vaso, en su ejemplo de la ouija, o sobre el propio Ismael... Luego afirmó que “vivimos en la trascendencia”, ya que nuestros actos trascienden hacia el futuro, hecho que ilustró con los grandes hitos de la historia (descubrimiento de América por ejemplo) pero que afirmó que se daba también en nuestras acciones cotidianas, que bajo el empuje de lo trascendente lo convierten en real: “nuestros actos hacen real el mundo irreal”... PATRICIA: Nos mostró varias experiencias en que se había topado con hechos aparentemente sobrenaturales, al menos inexplicados. Concluyó coincidiendo con Emilio en que “la trascendencia está en el día a día”... INÉS: Compartió el impresionante ejemplo de la donación de médula de un familiar suyo. Señaló que el bien por el que se decidió a actuar así no es un bien material, de este mundo [esto concuerda con filósofos como Scheler, que consideró que los valores éticos que nos guían son trascendentes]. MARTA: “Las ideas absolutas existen en cuanto las pensamos”. Puso ejemplos como el Amor Puro, Dios... MARTA (2): Señaló tres puntos: 1) Se manifestó en contra de Wittgenstein y reafirmó la necesidad de hablar de lo trascendente. 2) Contra Kant recordó la cita de Hegel de que “todo lo real es racional y todo lo racional es real” 3) respecto a la frase de Nietzsche de “Dios ha muerto” indicó su interesante propuesta de que “a Dios no le conviene la existencia” [contra San Anselmo, que veía que su esencia es su existencia, “Soy el que soy”...], para ella debemos aprovechar el castellano, que nos permite distinguir entre “ser” y “estar”. Marta propuso que Dios no es, “Dios está”. Entonces, con cinco ejemplos en nuestro haber, propuse por primera vez realizar un intento de definición. PATRICIA: Opinó que en este caso no deberíamos ya que el término es indefinible. ANA: Contestó que intentar definir el término nos ayuda a comprenderlo. El intercambio continuó y dejamos aparcado el intento de definición, por el momento. MARIO: Propuso la cuestión de si “¿existe algo que “mueve vasos y arregla relojes” o somos nosotros?” en el sentido de que quizá el recurso a lo sobrenatural sea una solución precipitada. MARTA: Los conceptos absolutos existen por sí mismos por que ya existían antes que nosotros... JOSE: Contestó que el lenguaje abstrae para poder comunicarnos pero que ello no implica que exista lo que la palabra significa [Ockham se habría sentido identificado con esta opinión] ya que la palabra sólo está ahí para entendernos. Luego incidió en que el concepto de trascendencia nos lleva a la explicación mítica de la realidad y nos aparta de la explicación científica. NACHO: Replicó a Marta que lo que ella mantenía se corresponde con el argumento ontológico medieval, que ya ha sido superado hace tiempo [fue una de las pruebas de Dios refutadas por Kant, de hecho] propuso que esos conceptos, de existir, tendrían un tipo totalmente distinto de existencia. [Propuesta que me recuerda a la de los 3 mundos de Popper] Luego aclaró que estaban apareciendo dos grupos de acepciones del concepto de trascendencia: Por un lado la de Aquiles, la perdurabilidad, en la línea de lo apuntado por Emilio. Y por otro la de lo sobrenatural o mítico, que deriva en la idea de Dios, ya sea en el sentido de figura mítica, de ilusión freudiana o de instrumento de control social para el poder. Concluyó proponiendo que quizá fuera necesario definir a Dios como paso previo para definir la trascendencia. JESÚS: Opinó que la trascendencia es equivalente a la explicación mítica de la existencia y que quizá su esencia sea nuestro deseo de supervivencia, que quizá queramos perdurar conservando nuestros genes, etc. MARTA: Recuperó la palabra para contestar a Jose si opina que mediante la ciencia podemos llegar a conocer todo. JOSE: Por alusión, contestó que debemos saber qué ignoramos. RAÚL: Siguiendo con el hilo de Nacho propuso que acaso Dios sea una solución a los miedos otorgada por la capa cerebral del neocórtex, que se haya sólo en los humanos. PATRICIA: En relación con la existencia de los abstractos que mantenía Marta, preguntó si alguien ha visto un kilovatio. Pero la electricidad existe. Antes que nosotros. ISMAEL: Contestó que la pregunta por qué es el rayo (que existe antes que nosotros) nos lleva a la “cosa en sí” kantiana, incognoscible. Y siguiendo a Raúl afirmó que una condición necesaria para la trascendencia es la autoconciencia de los humanos. NACHO: Recuperó su propuesta y dijo que la electricidad podría situarse en algún otro plano de existencia, pero que (en su atea opinión, según él mismo admitió) Dios no se encuentra en ninguno. ”Si conocemos a Dios, es que no es Dios” como trascendente. Luego recordó que Einstein identificaba a Dios con el orden cósmico, que en ese sentido sí se podría llegar a aceptar un dios. También recordó a Descartes con su distición entre el mundo real y el razonado. Por último indicó que la ciencia actual estudia más el mundo razonado, ya que, por ejemplo “no podemos ver los agujeros negros” pero la ciencia los estudia. EMILIO: También reconoció que nuestras visiones de lo trascendente se agrupaban en dos grupos: las referidas a un efecto permanente y las referidas a lo sobrenatural, sentido en el que, en su opinión, lo trascendente nos llama al conocimiento. CLARA: Intervino para coincidir con Emilio en lo último, y para reivindicar el intento de definir el término, ya que “conceptualizar nos permite operativizar” RAÚL: Preguntó a Nacho si opinaba que Dios podría existir en la mente de los hombres. NACHO: “No creo”. Admitió que todas las culturas humanas consideran que no nos reducimos a la carne, pero señaló que eso no implica la existencia de lo trascendente. En cualquier caso, esa existencia sería en otro plano, otro tipo distinto de existencia. MARTA: Hay diferencia entre los absolutos y los absolutos “creados por nosotros”, a los que denominó ”absolutos relativos” [un bonito oxímoron para ilustrar una muy interesante idea.] NACHO: Admitió que en ese sentido es cierto que existen absolutos que crea cada cultura y los hace perdurar (seguir existiendo) a lo largo del tiempo. JOSE: Propuso investigar en el origen de la trascendencia en la evolución humana. Los primeros enterramientos nos podrían señalar en qué etapa se produjo. En cualquier caso, señaló la imposibilidad de acometer un estudio científico de la trascendencia religiosa, ya que la práctica totalidad de las religiones se basan en la Revelación. ISMAEL: Señaló que la propuesta de Jose implica que Dios lo sea sólo de los humanos... NACHO: Habló de la explicación neurológica (o psicotrópica) de las experiencias místicas. Propuso que ”la trascendencia es un engaño del cerebro” y habló de los conceptos como el “efecto placebo” que podrían explicar muchos de los fenómenos místicos o supuestamente sobrenaturales. Aquí, tras una hora de conversación initerrumpida, propuse una pausa, que fue rechazada por aclamación unánime, lo que fue una muy grata sorpresa. Continuamos. ISMAEL: Reinició el coloquio interrogando a Nacho sobre cómo explicaría la capacidad de los acebos de hacer brotar hojas con espinas a la altura a la que le alcanzan los animales que le pueden dañar. NACHO: Contestó que la explicación era la misma que para que no hubiera pingüinos rosas: Los pingüinos son blancos por abajo y negros por arriba en la posición en la que nadan, de forma que sus depredadores les confunden con la claridad del cielo desde abajo y con la oscuridad del fondo del océano desde arriba, respectivamente. Un pingüino rosa no sobreviviría para reproducirse al carecer de ese camuflaje. La selección natural es la que provoca que se den esas defensas, tanto en el caso de los pingüinos como en el de los acebos. ISMAEL: Replicó que la hipótesis de la selección natural es capaz de explicar la evolución de la vida, pero qué puede decir respecto a su origen. NACHO: Repuso que ese tema no es tan controvertido, ya que el “experimento de la sopa caliente” demostró que en las condiciones de los océanos de la Tierra en sus primeras etapas se forman espontáneamente aminoácidos, las bases de las moléculas de ADN que se autorreproducen y forman la base de los seres vivos actuales. Indicó que la barrera entre las moléculas vivas y no vivas es en gran medida arbitraria, y que moléculas como los priones o incluso los mismos virus son ahora mismo consideradas en ocasiones como vivas y en otras como no vivas. Señaló que no es una cuestión que ahora mismo incomode a la ciencia tanto como otras del tipo de en qué consistió el paso de la vida unicelular a la pluricelular. RAÚL: Fue quien preguntó entonces a Nacho. La cuestión era si consideraba que la creencia humana en un ser superior otorga o no una ventaja biológica. NACHO: Contestó que el cerebro racional marcó el final del proceso de selección “natural”. Mencionó la obra de H. G. Wells “La máquina del tiempo” y su visión de un futuro en el que la evolución separa a la especie humana en dos, una superior intelectualmente y otra físicamente. Dice que incluso se podría dar el caso, porque la selección ya no es natural. EMILIO: Aludiendo a la propuesta de la explicación por la “locura” de las experiencias místicas, preguntó si los aludidos primeros enterramientos humanos serían, entonces, también producto de la locura... Después lanzó la pregunta de que, si lo trascendente es un empuje que sienten en general los humanos, ”¿qué es más real, lo que es empujado o lo que empuja?”... NACHO: Contestó que en ese caso puede ser que “lo que empuja es una engañifa”, una explicación mítica y falsa. Dijo que, en cierta manera, lo trascendente no nos empuja a conocer sino al contrario, nos sofoca la sed de saber con una explicación demasiado fácil. Dice que en cuanto a los supuestos individuos en contacto con el más allá, hay “dos tipos: Los mentirosos que saben que lo son y los que no lo saben”. RAÚL: Contó sus experiencias personales que confirman que sí existen individuos con facultades de clarividencia. NACHO: Replicó que precisamente en esos casos no deberíamos quedarnos con la primera explicación trascendente. Puso el ejemplo cotidiano de recibir la llamada de un viejo amigo justo cuando tras años de olvido le has recordado y pensabas llamarle tú a él. Nacho dijo que nunca se nos ocurría pensar que puede que acabáramos de escuchar los dos en la tele, por ejemplo, una canción que escuchábamos juntos, y que, conscientemente o no, la habíamos relacionado cada uno con el otro. Dijo que, de todas formas, la ciencia avanza sobre sus errores, se plantea hipótesis sabiendo que puede y debe desecharlas en cuanto tenga una prueba en contra. Dijo también que la ciencia debe plantearse la posibilidad de cualquier hipótesis, y puso el ejemplo de la de que “un elefante rosa con sombrero haya creado el mundo hace un milisegundo”. Pero esa hipótesis no es útil para avanzar en el conocimiento, por eso no se contempla. Recordó a Laplace y su hipótesis determinista (conociendo la posición y velocidad de todas las partículas del Universo en un momento dado, se podría calcular su posición en cualquier momento del futuro) y la refutación que hace de ella la mecánica cuántica actual, por el principio de indeterminación de Heisenberg (sólo podemos conocer la zona en la que es probable que se mueven las partículas subatómicas pero es imposible determinar la posición exacta y su velocidad) Por último recordó al matemático indio Ramanujan y su creencia en que era Visnú quien le dictaba sus impresionantes ecuaciones sobre los números primos. Las ecuaciones eran buenas, luego fueron aceptadas por la comunidad matemática, de cualquier modo. JOSE: Aunque se definió como un “enamorado de la ciencia” admitió la incapacidad de ella para enfrentarse con problemas de moral o justicia. Abogó por la humildad de la ciencia y por un agnosticismo al estilo del “sólo sé que no sé nada” de Sócrates. ISMAEL: Añadió que tampoco el arte es tratable por la ciencia. NACHO: Discrepó en ese punto, dijo que ya desde Pitágoras se puede tratar el arte desde la matemática. Pero sí coincidió en que la justicia y la moral estaban fuera de lo científico, citó a Ramón y Cajal cuando le preguntaron por el estatus de un feto: “eso se lo dejo a los juristas”. ISMAEL: Se cuestionó sobre cómo es posible que surja espontáneamente lo complejo. NACHO: Respondió con la extraña excepción que supone la vida al segundo principio de la termodinámica [que el universo tiende a hacerse más caótico y con menos energía disponible]. PAATRICIA: ”Fe no implica creer en Dios sino en lo que no has visto.” Luego la ciencia también implica fe. “Platón tenía razón” porque nuestros sentidos son falibles. Puso el ejemplo de una jugada polémica en un partido de fútbol, donde cada uno “ve” una cosa. Pero por otro lado afirmó que no existe una verdad absoluta... CLARA: Nos alertó contra el reduccionismo científico, no todo puede ser abordado desde el método de la ciencia, ni debería serlo. LUIS ÁNGEL: Señaló que la ciencia es falsable, pero que la religión no lo es, por lo que para el conocimiento nunca puede ser un motor, sino que es una mera “excusa” para los poderosos. MARTA: Como ya había hecho, y muy bien, en un comentario de este blog, apuntó que nuestros cafés filosóficos deben servirnos para la vida de cada día, igual que surgen de nuestras experiencias. Propuso (respaldando una intervención anterior de Jose) que es válido creer o no creer si se hace conscientemente y sin reclamar para uno mismo la posesión de la verdad absoluta, sino con tolerancia para las creencias de los demás. _________________________________ Aquí retomamos nuestro plan de definir el concepto de trascendencia y nos lanzamos a un último intento. INÉS: Es un concepto demasiado abstracto. Indiqué que eso ya era una buena base para la definición, y animé a los demás a añadir elementos. JESÚS: Indicó que se relaciona con la existencia, intentando explicarla. ENRIQUE: Pronunció una de las frases que más me impresionaron: “Mi hijo, aquí presente, es mi forma de trascendencia”. Propuse que quizá pudiéramos incorporar eso a la definición en el concepto de perdurar, y él añadió que también con el matiz de causalidad. RAÚL: Señaló el concepto, que se había reiterado durante toda la tarde, de que es una inclinación o necesidad humana. EMILIO, BEGOÑA y otros añadieron más elementos y nos lanzamos a intentar condensarlos en una definición. DEFINICIÓN: TRASCENDENCIA es la inclinación a explicar de forma abstracta el todo de lo que existe y perdura. Aunque incluía algunos de los términos mencionados, no resultó satisfactoria y comenzamos a retocarla, cambiando términos de sitio: TRASCENDENCIA es la inclinación a explicar el todo de lo que existe de forma abstracta y perdura. Eliminándolos: TRASCENDENCIA es la inclinación a explicar de forma abstracta el todo de lo que perdura. Etc. Pero finalmente comprobamos que no íbamos a alcanzar un consenso total y que el objetivo de llevar una charla fluida y fructífera sí se había alcanzado durante más de dos horas, por lo que pasamos a elegir el próximo tema y cerramos la sesión con un muy buen sabor de boca.
En esta segunda sesión nos reunimos:
Ismael, Enrique, Óscar, Emilio, Carmen, Patricia, Inés, Marta, Marta 2, Ana, Mario, Jose, Nacho, Raúl, Clara, Begoña, Carlos, Alberto, Fran, Cristina, Arancha, Jesús, Luis Ángel, Alicia y yo, y escuchamos opiniones de:
Wittgenstein, Platón, Nietzsche, Kant, Hegel, Ockham, Einstein, Descartes, Wells, Laplace, Heisenberg, Ramanujan, Sócrates, Ramón y Cajal y Pitágoras.
Gracias por visitar el blog.
Ahora no te cortes y acepta la invitación a escribir un comentario y seguir la charla.
Ismael, Enrique, Óscar, Emilio, Carmen, Patricia, Inés, Marta, Marta 2, Ana, Mario, Jose, Nacho, Raúl, Clara, Begoña, Carlos, Alberto, Fran, Cristina, Arancha, Jesús, Luis Ángel, Alicia y yo, y escuchamos opiniones de:
Wittgenstein, Platón, Nietzsche, Kant, Hegel, Ockham, Einstein, Descartes, Wells, Laplace, Heisenberg, Ramanujan, Sócrates, Ramón y Cajal y Pitágoras.
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hola a todos!!!
ResponderEliminarEl otro dia asisti al cafe filosofico y me quedo una muy grata impresion.
Quiero agradecer a todos los asistentes su implicacion en tan espinoso asunto como es el de la trascendencia, observe muy buenas opiniones, y me veo en la obligacion de decir que el nivel al que se llego es de considerar.
A mi modo de ver, se expusieron la mayoria de las vertientes de opinion que hay sobre el tema.
La conversacion fue fluida y respetuosa, y eso es algo que es muy valioso, pues para llegar a un acuerdo es esencial escuchar, y ser escuchados, para de esa manera no perder el hilo; Y asi poder llegar a una aproximacion.
El concepto de aproximacion, creo yo, es uno de los mas importantes en la filosofia, si tenemos en cuenta el caracter intrinseco de incompletitud en nuestro acercamiento al mundo; Quizas sea esta la unica manera, y la mas bonita de acercarnos a una supuesta verdad, y digo supuesta, pues quizas la verad sea eso mismo, una aproximacion.
Construir, aproximar, dialogar.
Hola
ResponderEliminarOs recomiendo que leais el artículo "Dios: una red de neuronas humanas" publicado en la sección Ciencia de El Mundo del 12 de abril. Tiene mucho que ver con lo que hablamos el otro día.
Yo también salí más satisfecho que en la primera sesión porque creo que hubo más nivel (aunque no diéramos con nuestra definición de trascendencia). Me gustaría que se hubiera acotado más el tema porque se tocaron demasiados aspectos con lo cual no se puede profundizar demasiado. Espero que en reuniones sucesivas la cosa siga mejorando. Lástima que estén tan dilatadas unas de otras en el tiempo.
Un saludo para todos.
Felicidades por tu trabajo como animador del café, Oliver. Espero que en la reunión con Luisa López podamos entrar con más detalle en la metodología.
ResponderEliminarun abrazo,
Ada
Si que te has currado la transcripción :P
ResponderEliminarGracias a todos y disculpas por no haber contestado antes.
ResponderEliminar- Coincido totalmente en la necesidad de ejercer el diálogo respetuoso para aproximarnos a algún tipo de verdad, creo que gracias al nivel de la conversación sí logramos un avance en ese tipo de aproximación.
- Gracias, Ada, por visitarnos. Estaré encantado de compartir mi metodología, aunque estamos moldeándola aún. Estoy impaciente por conocer la de Mª Luisa.
- Respecto al artículo en El Mundo, se puede leer pinchando aquí. Me ha parecido muy interesante, además tiene relación con el tema de nuestra tercera sesión, el de la felicidad. Aquí mi impresión:
En el subtítulo leemos que "Los científicos han hallado algunas áreas del cerebro en las que se origina la religiosidad - Consideran 'innata' la espiritualidad como resultado del instinto de supervivencia".
Opino que la consideración de la segunda proposición (que la religiosidad es innata) no se deriva necesariamente de la primera (que hayan localizado zonas cerebrales que se activan con la religiosidad).
Creo que no se demuestra la base biológica de la fe, sigo opinando que la fe es netamente cultural.
De todas formas el artículo está muy bien documentado y contiene interesantes y abundantes referencias, sobre las que debatir.
Lo que más me inquieta es la última frase:
"...los dioses sirven para justificar todo."